Razones a favor de priorizar el sufrimiento

Los enfoques centrados en el sufrimiento tienen como prioridad reducir este. Para estas posiciones, dicha tarea es más importante que promover otros objetivos que puedan causarnos un disfrute.

Hay algunos puntos de vista que no están de acuerdo con esto. Según tales posiciones, el sufrimiento y el disfrute son considerados simétricos. Lo que esto quiere decir es que cuentan lo mismo. O sea, que un sufrimiento de una cierta intensidad y duración puede ser compensado por un disfrute de idéntica intensidad y duración.

Las posiciones centradas en el sufrimiento, en cambio, son asimétricas. Lo que esto quiere decir es que, para estas, evitar el sufrimiento es lo más importante. Por ello tiene prioridad sobre promover el disfrute.

Además, existen posiciones que no son necesariamente asimétricas, pero que sin embargo dan una gran importancia al sufrimiento. Estas son aquellas que dan especial atención quienes se encuentran en las peores situaciones. Estas posiciones sostienen que, si podemos ayudar a dos individuos, es más importante hacerlo en el caso de quien se encuentra peor.

Los argumentos principales para centrarse en reducir el sufrimiento

Existen varios argumentos a favor de esta idea. Algunos de los principales son los siguientes:

La importancia de reducir el sufrimiento frente a aumentar el disfrute

Mucha gente entiende que, aunque no haya nada que objetar a lograr que haya más disfrute, mientras haya alguien sufriendo tendrá más importancia eliminar tal sufrimiento. Un motivo para defender esto es que la ausencia de una felicidad extrema no es necesariamente mala, si estamos en una situación razonablemente buena. Así, no parece tampoco enormemente importante hacer que un individuo que ya se encuentra bien se sienta significativamente mejor.

Sin embargo, esta intuición no se mantiene en el caso contrario. Es positivo evitar que un individuo padezca un sufrimiento terrible. Además, convertir un sufrimiento leve en uno atroz sí supone una diferencia muy grande para peor.

La prioridad del sufrimiento cuando pensamos en otros individuos

El sufrimiento es prioritario frente al disfrute especialmente cuando lo valoramos en el caso de distintos individuos. Esto quiere decir que, en nuestro caso personal, podríamos quizás aceptar un sufrimiento a nivel de tortura a cambio de una compensación futura. En otras palabras, podríamos tener la disposición de soportar un sufrimiento notable en nuestra vida a cambio de recibir un gran placer con posterioridad. Sin embargo, esto no equivale a reconocer que, en general, la felicidad puede compensar la existencia de sufrimiento. Esto se debe a que la mayoría no aceptaríamos algo así si quienes reciben dolor y placer son individuos diferentes. O sea, no parece admisible causar a ciertos individuos inocentes un sufrimiento por el que no van a recibir compensación alguna a cambio de que otros individuos puedan disfrutar. Esto puede llevarnos a concluir que la preeminencia del sufrimiento es mayor de la que pensamos.

La prioridad del sufrimiento en relación a la situación temporal

Aunque no valoremos la felicidad y el sufrimiento de la misma manera en el caso de otros individuos, puede ser que sí que lo hagamos cuando ambos son sentidos solamente por el mismo individuo. Una persona podría aceptar un sufrimiento en un momento dado para obtener algo positivo. Esto pasa en particular cuando, a cambio de disfrutes inmediatos, nos ocasionamos daños muy notables en el futuro (por ejemplo, cuando hacemos cosas que repercutirán notablemente en nuestra salud). Pero a menudo pasa que cuando llega el momento de sufrir no nos encontramos felices con la situación en la que estamos, nos arrepentimos de nuestra decisión pasada. Ello muestra que al final mucha gente también podría cuestionar a menudo que el sufrimiento pueda compensar el disfrute.

Todos estos argumentos defienden el valor especial del sufrimiento frente a la felicidad. Hay otro tipo de razones que complementan a las anteriores. Estas tienen que ver con la cantidad de sufrimiento que, de hecho, hay en el mundo, y con la facilidad en la que este puede tener lugar. Estas consideraciones incluyen las siguientes:

      • La consideración de que en el mundo hay más sufrimiento que felicidad.

La reducción del sufrimiento también puede considerarse prioritaria si entendemos que hay razones para pensar que en el mundo hay más sufrimiento que felicidad. Si nuestra vida ha ido bien quizás nos resulte difícil pensar que esto sea así. Pero cuando investigamos la situación de manera más objetiva podemos ver que hay una enorme cantidad de sufrimiento en el mundo.

A lo largo de la historia han sido constantes las guerras, los genocidios, el hambre, la esclavitud y otras situaciones injustas. Estas continúan estando presentes en la actualidad. Además, muchos seres humanos padecen situaciones tremendamente dramáticas debido al hambre, a un amplio número de enfermedades, incluidas enfermedades mentales, a la pérdida de seres muy queridos y a otras circunstancias. Incluso quienes tienen vidas más felices también se enfrentan muchas veces a sufrimientos nada desdeñables en momentos de su vida.

Por otra parte, hay una tendencia a contar aquí solamente a los seres humanos. Pero eso es una equivocación. Los animales también pueden sentir y sufrir enormemente. El sufrimiento actual de los animales en lugares como las granjas industriales, en las que pasan toda su vida hacinados naves industriales en confinamiento extremo, en muchos casos sufriendo además por distintas enfermedades, es extremo. Y el número de animales que pasa por tal situación es de varias decenas de miles de millones cada año. Y también en la naturaleza es común que se enfrenten a muchas formas de sufrimiento, a veces ocasionadas por los seres humanos, y a veces por otros motivos (como en el caso de enfermedades, condiciones climáticas hostiles, accidentes y hambrunas). Algo iluminador sobre esto es que la gran mayoría de los animales tengan números muy grandes de crías (a veces cientos, miles o, en ciertos casos, incluso millones). Esto sucede debido a que la gran mayoría mueren, a menudo poco después de nacer, por causas que pueden ser muy dolorosas.

Puede argumentarse que muchos seres humanos tienen más situaciones de diversión que de sufrimiento en sus vidas. Pero si consideramos todas las situaciones mencionadas arriba, es muy posible que haya más sufrimiento que disfrute en total en el mundo.

      • Resulta muy complicado evitar el sufrimiento

Las personas tenemos que luchar duramente para evitar sufrir, pero no necesitamos esforzarnos para evitar la felicidad (más bien, sí para lograrla). Si dejamos de comer (o no lo hacemos de manera equilibrada), si no practicamos deportes, o si no disfrutamos de un tiempo intelectual, social y de ocio que nos satisfaga, podemos enfermar física y mentalmente. A esto se puede agregar que parece más sencillo fracasar que tener éxito, por lo que se necesita mucho trabajo para evitar lo primero y obtener lo segundo.

      • Hay una asimetría entre la facilidad con la que ocurren el sufrimiento y el disfrute

En relación a lo dicho en el punto anterior, la prevención del sufrimiento puede considerarse también más importante que la promoción del placer porque es más fácil sufrir de lo que lo es disfrutar. Un evento trivial o un desliz puede causar una desgracia más fácilmente de lo que puede causar un placer. Por ejemplo, un pequeño descuido al volante puede provocar una vida de dolor crónico y/o secuelas físicas (y mentales) permanentes. En cambio, es muy improbable que un descuido o un accidente pueda causarnos un placer. Si no hacemos nada para conseguir disfrute no lo conseguiremos. Pero si no hacemos nada para sufrir, es posible que haya algo externo que igualmente nos cause sufrimiento (por ejemplo, por algún problema de salud o algún daño físico, o por algo que alguien nos haga). Más aun, si no actuamos activamente para tratar de no sufrir es muy posible que acabemos sufriendo. Evitar el sufrimiento es una tarea difícil, que implica a veces mucho trabajo. En cambio, esto obviamente no ocurre en el caso del disfrute. No sucede que, a no ser que actuemos activamente para evitar disfrutar, el disfrute acabará llegando a nuestras vidas.

      • Podemos acostumbrarnos a la felicidad, pero no al sufrimiento extremo

Es más difícil acostumbrarse al sufrimiento que a la felicidad. Las personas suelen acostumbrarse a la felicidad cuando la tienen. Pero a las situaciones de sufrimiento extremo es muy difícil acostumbrarse, tomando a este simplemente como una parte de nuestra vida.

En definitiva, todos estos motivos llevan a considerar que prevenir el sufrimiento presente y futuro que hay en el mundo es una tarea de la máxima importancia.

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