Enfermedades y salud humana

La carga de enfermedad

Aun cuando ha habido avances en el tratamiento de enfermedades, estas constituyen una de las principales causas de muerte y de sufrimiento crónico. A la suma de mortalidad y morbilidad (incidencia de la enfermedad) se la denomina “la carga de la enfermedad”. Así, se toma en cuenta los años de vida humana perdidos debido a muertes prematuras y a los afectados por enfermedad y discapacidad. Se calcula que la carga mundial de enfermedad constituye la pérdida de un tercio de año para cada persona en el mundo.

El 60% de la carga de enfermedad proviene de enfermedades no transmisibles (enfermedades del corazón, derrames cerebrales, cáncer, diabetes y enfermedades pulmonares). El 28% de esa carga viene de enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y nutricionales, y el 10% de lesiones (como las provocadas por accidentes de tráfico y violencia).

Hasta 1990, las enfermedades transmisibles constituían el 46%. Su descenso se debe a la mejora en calidad de vida. En los países ricos, las enfermedades no transmisibles equivalen al 80% de la carga de enfermedad y las transmisibles, tan sólo al 5 %. Lo opuesto se da en los países pobres, donde las enfermedades transmisibles ocupan más del 60%. Aun así, el impacto de una enfermedad no transmisible es peor en los países pobres. Por ejemplo, los adultos en África subsahariana tienen mayor probabilidad de muerte de una enfermedad no transmisible que adultos de la misma edad en países desarrollados.

Además, se proyecta que en los países en desarrollo las enfermedades no transmisibles desplacen pronto a las enfermedades infecciosas y la desnutrición como causas principales de muerte y discapacidad. Las lesiones también van en aumento en esas regiones. Uno de los factores para este cambio es la urbanización, que lleva a estilos de vida menos saludables. Por eso, se requiere que los planes de urbanización tomen en cuenta los aspectos de salud para prevenir enfermedades.

Enfermedades no transmisibles

Estas enfermedades no se transmiten de persona a persona. Ejemplos de estas enfermedades son la mayoría de cánceres, diabetes, enfermedades cardiovasculares, derrames cerebrales, enfermedad renal crónica, cataratas o Alzheimer, entre otras.

Las enfermedades cardiovasculares constituyen la mayor carga (15%) de las enfermedades no transmisibles. Estas agrupan males que involucran el corazón o los vasos sanguíneos. Así, tenemos enfermedades de las arterias coronarias, derrames, fallas del corazón, hipertensión, cardiomiopatía, ritmos cardiacos anormales, enfermedad genética cardiaca, aneurisma de aorta, trombosis, etc.

Sus causas son tan diversas como la alta presión arterial, fumar, diabetes, colesterol alto, mala nutrición o exceso de consumo de alcohol. Se estima, entonces, que un 90% de las enfermedades cardiovasculares pueden ser prevenidas.

El cáncer engloba a diferentes enfermedades en las que hay un crecimiento celular anormal que pueden expandirse a diferentes áreas del cuerpo. Estas enfermedades comprenden casi el 10% de la carga de enfermedades no transmisibles. La mayoría de los cánceres se deben a factores externos como el uso de tabaco, mala nutrición, excesivo uso de alcohol, polución, radiación, químicos. En los países pobres, muchos cánceres más bien son infecciosos. Hay un porcentaje entre 5 y 10% de cánceres que se deben a defectos genéticos.

Los cánceres más comunes son de pulmón, próstata, estómago, seno, útero y de piel. En niños, la leucemia y tumores cerebrales son los más comunes. Si bien al inicio no hay muchos síntomas o poco dolor, estos van evolucionado, haciendo que haya bastante sintomatología (como masas, úlceras o sangrado). A su vez, provoca en el cuerpo bastante cansancio y pérdida de peso y masa muscular.

El tratamiento de cáncer se realiza vía cirugía, quimioterapia o radiación (o una combinación de estos métodos). El éxito de estos procedimientos depende de factores como el tipo y etapa del cáncer, así como la edad del paciente. En muchos casos, el tratamiento mismo, al ser tan agresivo, puede llevar a la muerte, pero en otros hay una remisión, aunque también sucede que pueden desarrollar otro cáncer. El padecimiento de estas enfermedades limita considerablemente las capacidades de funcionamiento de una persona. Es bastante común además que los pacientes crónicos pueden, inclusive, presentar varias de estas enfermedades a la vez. El sufrimiento no es sólo para los pacientes sino también para sus cuidadores.

Enfermedades transmisibles

Por su parte, las enfermedades transmisibles comprenden enfermedades infecciosas como el ébola (que produce hemorragias y muerte en días), el VIH, que puede ser letal más de una década desde el inicio de la infección, o la tuberculosis, que es la enfermedad infecciosa con el registro histórico reciente con más porcentaje de muertes. En este grupo también se encuentran las enfermedades respiratorias, como la COVID, la neumonía o la gripe, así como las enfermedades diarreicas, como el cólera y el tifus. Otras enfermedades infecciosas son la hepatitis, la malaria, el dengue, el tétano y la sífilis. También se incluyen aquí los cánceres provocados por infecciones tales como la hepatitis B y C, el cáncer de útero (provocado por el virus del papiloma humano), el cáncer de estómago (debido a la bacteria Helicobacter pylori), o los derivados del VIH.

La mayoría de estas enfermedades pueden ser prevenidas a través de acciones de salud pública tales como la vacunación, acceso a agua potable, buen almacenamiento de alimentos, buena calidad de viviendas o en cambio de hábitos como en buenas prácticas sexuales y mayor higiene. A su vez, muchas de estas enfermedades también pueden ser tratadas si es que hay acceso a las medicinas adecuadas. No sorprende, por tanto, que estas enfermedades sean prevalentes sobre todo en los países pobres, por la carencia y la desnutrición, así como el escaso acceso a servicios públicos. El 97% de las muertes debido a enfermedades infeccionas se dan en los países en desarrollo.

Las enfermedades parasitarias, si bien no son en su mayoría letales, compromete crónicamente la salud de millones de personas. Por ejemplo, la esquistosomiasis afecta a más de 200 millones de personas. Se transmite por un parasito de los caracoles que vienen en los lagos y ríos de África y Sudamérica. Este parásito coloca sus huevos en los intestinos y vejiga, lo cual puede llevar a desarrollar un cáncer. Otra enfermedad parasitaria como la enfermedad de Chagas daña severamente el tracto digestivo y los sistemas cardiaco y respiratorio. Así, lleva a muertes cardiacas sobre todo en adultos jóvenes en Sudamérica. Por su parte, la malaria, otra enfermedad parasitaria transmitida por mosquitos, si bien es prevenible y curable, causa un gran número de muertes principalmente en África, y en su mayoría de niños (constituyen el 67% de las muertes por malaria en el mundo).

La enfermedad infecciosa más letal, la tuberculosis, si bien puede ser curada en un tratamiento largo de seis meses, presenta variantes multirresistentes. Esto quiere decir que no responden al tratamiento antibiótico convencional, y se necesitan otros fármacos y tratamientos más largos de aproximadamente dos años, con poca probabilidad de cura. Esta enfermedad está altamente asociada al hacinamiento y a la desnutrición, lo que la hace una enfermedad con prevalencia sobre todo en regiones pobres.

Como vemos, estas enfermedades pueden ser prevenibles y tratadas a tiempo, pero en muchas regiones del mundo siguen siendo causa de muerte y sufrimiento crónico debido a las desigualdades presentes entre los países ricos y los países pobres.

Dolor crónico

El dolor crónico (dolor que dura más de tres meses) afecta al menos al 10% de la población mundial (algunas estadísticas dan rangos del 20-30%). Si bien, normalmente, es una manifestación o resultado de una enfermedad o lesión, en muchos casos no se puede diagnosticar una patología específica, por lo que tiene su propia taxonomía. También hay que tener en cuenta que muchas veces hay diagnósticos equivocados, lo que lleva a malos tratamientos y a la persistencia y agravamiento del problema. En muchos casos, los profesionales de la salud no saben cómo manejarlo o no lo consideran de mayor importancia; en ocasiones se le dice al paciente que el dolor es mental o somático, y no físico, para no intentar un manejo efectivo.

El dolor crónico es la mayor causa de discapacidad a nivel mundial, y está en aumento. Por ejemplo, hay más de mil millones de personas que soportan dolores de cabeza, de espalda y de cuello sin patología subyacente.

Entre los factores asociados al surgimiento del dolor crónico están la edad (mayor prevalencia en adultos mayores, aunque también es bastante común en adolescentes) el género (más mujeres que hombres), estrato socioeconómico (ingresos bajos y poco nivel educativo), empleabilidad (se reporta más en desempleados, pero puede ser más bien un indicador de la discapacidad que genera el dolor crónico). Respecto a los factores de riesgo se ha encontrado el fumar y la ingesta excesiva de alcohol, el poco acceso al sol (fuente de vitamina D), así como experiencias de abuso y trauma. También existe el dolor postquirúrgico.

El dolor lleva a su vez a sufrimiento por ansiedad, miedo, depresión y aislamiento. Esto puede generar mayores niveles de dolor, afectando a la calidad de vida de los individuos de forma diaria y causando una severa restricción (o incluso la inhabilidad) en la manera cómo realizan sus actividades normales.

Al igual que con las demás enfermedades, tanto los factores de riesgo como las opciones de tratamiento se manifiestan de manera desigual entre los países ricos y pobres.


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