Priorizar el sufrimiento

¿Por qué deberíamos tener como prioridad la reducción del sufrimiento?

Quienes comparten este fin, consideran que es más importante evitar que haya sufrimiento que promover otros objetivos como, por ejemplo, aumentar la cantidad existente de disfrute. Hay varios argumentos a favor de esto. 

A continuación te presentamos un vídeo que resume algunas de las premisas más relevantes , pero, si lo prefieres, puedes continuar en esta publicación para leer acerca del proyecto.

¿Causar sufrimiento o no causar placer?

Imaginemos que pudiésemos, o bien no hacer nada, o bien causar a la vez un cierto sufrimiento a alguien y un cierto placer a otro individuo. Imaginemos que el sufrimiento y el placer tuviesen la misma intensidad y duración. La mayoría consideraríamos que sería mejor no hacer nada. Quienes piensen esto pueden así concluir que es más importante evitar causar sufrimiento que promover el placer.

No solo eso, mucha gente piensa que en este ejemplo sería mejor no hacer nada incluso si el placer que causásemos al segundo individuo fuese mayor que el sufrimiento que causamos al primero. Si eso es así, entonces la prioridad de evitar causar sufrimiento es todavía más acentuada.

Comparando la urgencia de reducir el sufrimiento y de aumentar el disfrute

Supongamos que hay dos individuos a quienes podemos ayudar. Uno de ellos está disfrutando, y podemos hacer que se encuentre todavía mejor. Nadie verá mal que actuemos así, pero no parece muy urgente hacerlo. Sin embargo, si alguien está sufriendo, sí que parece algo muy urgente intentar que sufra menos.

No hay nada que nos pueda afectar más que el sufrimiento extremo

Imagina que estuvieses sufriendo el peor sufrimiento imaginable. Supón que pudieses pasar a sufrir el sufrimiento más reducido posible (por ejemplo, una molestia por un arañazo). Imagina ahora otra situación. Supón que estuvieses disfrutando el placer más reducido posible (por ejemplo, una sensación de calor agradable). Imagina ahora que pudieses pasar a disfrutar el mayor placer posible. Si el sufrimiento y el placer contasen lo mismo, pasar del sufrimiento peor al menos malo tendría que ser equivalente a pasar del placer menos bueno al mejor. Sin embargo, la mayoría de la gente entiende que lo primero sería más importante. Ello muestra que el sufrimiento tiene más peso que el disfrute. Y, en concreto, que es más importante evitar el sufrimiento extremo que conseguir un disfrute extremo.

El placer extremo no nos afecta como el sufrimiento extremo

Hay gente que ha sufrido tortura y que en esa situación ha llegado a hacer cosas que de lo contrario nunca haría, como confesar cosas que quería dejar en secreto, acusar a seres queridos o traicionar a causas en las que creían. Ello se debe a lo terrible que es el sufrimiento extremo. Sin embargo, esas personas nunca habrían hecho esas cosas (como confesar o traicionar a sus causas o seres queridos) a cambio de disfrutar de un placer muy grande. Ello muestra que lo malo que tiene el sufrimiento es mucho más importante que lo bueno que tiene el disfrute.

Por otra parte, hay otros motivos para pensar que si nos centramos en reducir el sufrimiento podemos conseguir mejores resultados.

La consideración de que en el mundo hay más sufrimiento que felicidad

A lo largo de la historia han sido constantes las situaciones de sufrimiento que han padecido los seres humanos, como guerras, hambrunas y enfermedades, situaciones aún presentes en la actualidad. Algunas personas han sufrido además violaciones, tortura o sufrimiento psicológico extremo. Además, no hay que olvidar que, además de los seres humanos, también los animales de otras especies pueden sentir y sufrir enormemente. Y, de hecho, sufren terriblemente por múltiples motivos. Los seres humanos les causan daños enormes. Se estima que el número de animales que pasa por situaciones de sufrimiento extremo por causas humanas es como mínimo de varias decenas de miles de millones cada año. Y los demás animales también se enfrentan a situaciones de sufrimiento por enfermedades, parasitismo, accidentes, condiciones climáticas hostiles, hambre, etc.

Por desgracia, comparativamente, en el mundo probablemente no haya tanto disfrute. Hay gente que tiene vidas relativamente buenas, pero no se puede decir que haya una abrumadora cantidad de gente viviendo en condiciones paradisíacas. Y lo mismo les pasa a los animales.

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